Política de Yegua: La excelencia en el servicio

La excelencia en el servicio
Por Icy Coke

A propósito de lo sucedido con Jacqueline van Rysselberghe, que entre dimes y diretes, subió a la tarima pública el tema de la responsabilidad moral de los políticos, quiero enfocar el tema desde otro punto de vista. No es mi deseo criticarla ni lapidarla pero sí destacar de manera puntual que ella – y cualquier político que tenga un rol de responsabilidad social – tiene un deber superior con respecto al resto de sus correligionarios. Ella presta un “Servicio Público”, ergo, tiene que saber que moralmente su desempeño DEBE estar dentro de las escalas más elevadas de conducta y profesionalmente DEBE dar un “Servicio de Excelencia”.

Si bien el concepto de “Excelencia en el Servicio” no es nuevo, y es uno de los muchos resultados que se espera obtener al aplicar el “Coaching Ontológico” (Disciplina profesional emergente de asistencia a las personas – individuales o grupales – para que ellas puedan conseguir resultados, los cuales sin la intervención de un coach, no podrían lograr por si solas) en una persona individual o en una organización es tener un servicio de calidad superior al promedio de manera garantizada. Claramente, el concepto de “Excelencia” puede sonar abstracto y hasta intangible, sin embargo, puede resultar crucial al momento de establecer relaciones de entre dos entidades o entre el gobierno y los gobernados. Sin embargo, hay instancias de medición de resultados cuando se pasan encuestas públicas que muestran claramente el descontento y la desconfianza que la mayoría de los chilenos tiene con la clase política.

La “excelencia” se define en el diccionario como “la calidad superior que hace a alguien o algo digno de una alta estimación y aprecio. La excelencia, por lo tanto, se vincula a la perfección y a las características sobresalientes”. Desde este punto de vista entonces, es relativamente fácil medir cuando uno otorga “Excelencia en el Servicio” y que tiene que ver con otro concepto institucional: “La Satisfacción del cliente”. El resultado de aplicar en forma exitosa la excelencia es tener clientes contentos. Y en esta ecuación que parece muy simple, no es fácil dar con en puente preciso como para sentirse exitoso. Si tomamos como base la definición anterior en que se supone que la excelencia es un atributo personal, también se pueden tener equipos de excelencia, donde se presupone que hay miembros excelentes, de cualidades sobresalientes. Dicho sea de paso, que la “excelencia” fue una de las tantas promesas de campaña, lanzadas irreflexivamente y repetida hasta el cansancio en todos los niveles, por lo que generó altas expectativas entre el chileno promedio. Se vendió y se jugó con la esperanza latente de “cambio”.

El gobierno claramente, a través de las personas que lo representan, está prestando un servicio de calidad deficiente y nosotros – como sus clientes – estamos no solo insatisfechos, sino que desilusionados. Hay falla en la gestión del proceso de selección. ¿Quién eligió a la van Rysselberghe como una representante idónea? Y no solo a ella, sino a varios representantes de gobierno que han agotado la capacidad de asombro (en mala) del chileno promedio. Es inaceptable que cosas como estas sucedan una y otra, y otra, y otra vez y la promesa sea siempre la misma. A lo mejor esta vez es sabio ir “a otra cosa mariposa”… (Ultima reflexión: Parece que los apellidos complicados también denotan personalidades idem…)

6 Respuestas a “Política de Yegua: La excelencia en el servicio

  1. Daniel Arellano

    Se habló mucho de la «excelencia» durante la campaña a tal punto que esa vara fue un autogolazo del actual Gobierno, ya que todos esperabamos precisamente eso: EXCELENCIA.
    Y que ha pasado? Tenemos a gente no capacitada en cargos de sectores públicos, otros con compromisos tremendos de intereses (partiendo por el Presidente), y un largo etc, que deja mal parado al actual Gobierno. Si este era el cambio quizás debimos habernos quedado con el mal menor de la Concertación.
    Saludos

  2. Marcela Medina

    Este gobierno y sus representantes, claramente han demostrado lo que temíamos los que no votaron por él. Ha sido metiros, corrupto y farandulero. Ideologizado con el mercado y usufructuado de las políticas públicas. JVR, no es la excepción. Es un gobierno que ha basado su polítca en la mentira, el miedo y la amenaza. Eso de «penas de cárcel» para los padres que no manden sus hijos al colegio… o cerrar una escuela, en vez de cerrar la fuente que contamina a los niños, son ejemplos de ello.

    JVR, es na mujer mentirosa ansiosa de poder y corrupta, caudilla además, que trabaja con el secretismo y las cofradías, eso no es excelencia, eso es simplemente distorsión, empoderamiento de la más baja calaña. Obviamente antinomías de la excelencia. Lamento por mi país, mi pueblo y gente que estemos sometidos a los designios ( esa es la palabra) de este tipo de gente.

  3. Sabe lo que me molesta amiga mia, que ahora, después de 20 años de corrupción descarada, saqueo al erario nacional, abusos sin nombres, enriquecimiento ilícito de miles de concertacionistas, toda esa manga de sinvergüenzas ahora se conviertan en modernos Catones y rasguen vestiduras clamando al cielo por lo actuado por la Intendenta de Concepción.

    En primer lugar puede que el actuar no haya sido el adecuado, pero sólo perseguía favorecer a modestos pobladores, no para aprovecharse ella o sus parientes. Yo soy de los que creo que en algunos casos el fin justifica los medios, y pienso que este era un caso donde se podía aplicar. Si no había otro medio para solucionar problemas de pobladores que se arrastran por tiempo, bueno, bienvenida la solución planteada por la Intendenta, aunque no fuera éticamente la correcta.
    Lo anterior, al contrario de lo que Ud. piensa, no hace a doña Jaqueline una persona no idónea, al contrario, si se mantuvo varios años como Alcaldesa de Concepción, baluarte del zurderio y del extremista incluso, en su universidad nacieron los delincuentes terroristas del Mir, fue por algo, por ser una persona capaz e idónea.
    Mire, todo esto habría pasado sin problemas si no es por un oscuro personaje, Navarro, que asustado por la popularidad de doña JVR, teme perder el doblaje concertacionista en la Región y su inmerecido cargo de senador y trata de destruirla apoyado por infilttrados de RN de la zona como el Eguiluz.
    Yo la consideraría objetiva amiga mia, si se refiriera en los mismos términos a la farra concertacionista que tuvimos que soportar durante 20 años.

  4. Mi querido Hunter: En muchas de mis columnas publicadas durante el período «Concertacionista» puede leer mis críticas, igual de ácidas y directas hacia las malas prácticas de aquellos años. Haga memoria… Si lo que a mí me molesta es el aprovechamiento descarado, el doble standard, la corrupción, el matonismo y la sinverguenzura (sólo por citar algunas de las «virtudes») cada vez venida a menos clase política… Sea del lado que sea, my friend!

  5. La mala gestión de JVR, falta de transparencia, soverbia le pasaron la cuenta

  6. Hace diez años que no veo la tele, no leo los diarios, no escucho la radio, no voy al estadio y no hablo con nadie de política chilena. Por lo visto, no me he perdido de mucho, verdad?

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